lunes, 21 de octubre de 2013

50 años

Se dice fácil... pero no lo es.. (Bueno, esto es un cliché...)
O mejor dicho sí lo es, porque cuando tienes a alguien que de sentido a tu vida, pueden pasar 10, 20, 50 o 100 años y es fácil.
Esto no quiere decir que no haya tropiezos, caídas, sinsabores, tristezas, pero también y creo que las más, han sido las alegrías y las cosas buenas...
Como cuando de niña jugaba con mi padre, corríamos, brincábamos, echábamos maromas en el pasto allá en Chapultepec o en Aragón...
O cuando me iba con mi madre "al centro" simplemente a caminar y ver aparadores... o a comer en la fondita del segundo piso en ya no me acuerdo que calle del centro del D.F. en la que invariablemente el postre era un plátano.
O los cambios de domicilio a tantos lugares, siempre conociendo amig@s nuev@s... casi sintiéndome como Facundo Cabral cuando cantaba "No soy de aquí, ni soy de allá"
Salidas los fines de semana a comer en algún pueblito o caminar de Chapultepec al Zócalo....
Después la llegada de mis hijos, dos de mis más grandes alegrías, tan grandes que me hacían olvidar las tristezas que hubiera tenido.

Triunfos, fracasos, alegrías, tristezas...

En medio de todo Dios ha estado ahí.

Él es quien da sentido a mi vida, me abraza cuando lloro, ríe conmigo cuando estoy feliz, me levanta cuando caigo y sobre todo camina a mi lado siempre.

Ahora sólo puedo darle GRACIAS, por su amor, por su cuidado de mi y de los míos y por perdonar todas mis fallas.

Mis prioridades:
 
DIOS
Familia
Todo lo demás

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